La preocupante realidad de nuestros océanos se evidencia en el hecho de que el 75% de la basura marina proviene del plástico y se estima que hay 13.000 partículas de este material por cada kilómetro cuadrado de superficie marina, según la Agencia Federal de Medio Ambiente de Alemania. Además del mal manejo de residuos en ciertos países e industrias, este plástico invasivo pone en peligro la vida marina y aves que, al ingerirlo, enfrentan complicaciones respiratorias. Incluso, los pellets de plástico -aquellos destinados a un procesamiento posterior- terminan en playas y estómagos de animales marinos, agravando la situación.
La responsabilidad en la gestión de residuos no recae únicamente en la industria y los consumidores, sino también en el sector del plástico, enfocándose en un manejo seguro y meticuloso de los gránulos de plástico en cada eslabón de la cadena de valor. Por ser discretos y fáciles de manipular, estos gránulos enfrentan un elevado riesgo de derrames y fugas hacia el medio ambiente en diferentes etapas, desde la producción y el transporte hasta el procesamiento y reciclaje en productos finales.
ExiHogar, con el objetivo de preservar un medio ambiente sano, ha decidido adoptar diversas acciones innovadoras:
1. Detectar y erradicar la pérdida de pellets en su cadena de producción (como en el transporte de materiales).
2. Optimizar técnicas laborales, mediante la incorporación de dispositivos especializados en la recolección de pellets.
3. Capacitar a los empleados en aspectos de seguridad y sensibilizarlos sobre la importancia de prevenir y gestionar los residuos marinos.
4. Evaluar continuamente el avance alcanzado en las acciones implementadas.
5. Fomentar la colaboración con otros actores clave para difundir y fortalecer estas prácticas positivas.
La fascinante versatilidad de los plásticos les permite ser protagonistas en múltiples facetas de nuestra vida cotidiana, desde envases y medios de transporte hasta en la construcción, agricultura y más allá, llegando a terrenos como el deporte, el cuidado de la salud y el confort personal. Precisamente, esta singularidad en su naturaleza hace imperativa una adecuada gestión de su ciclo de vida, con el objetivo de aprovechar al máximo su valioso potencial y prevenir desafortunados desenlaces ambientales, como el conocido littering.
Superar el desafío del littering requiere la colaboración de todos: industria, administraciones y consumidores. La solución no radica en la prohibición del plástico, sino en acciones conjuntas. Mientras las autoridades facilitan infraestructuras y reglamentaciones apropiadas, los consumidores deben utilizarlas de manera adecuada. La Comisión Europea respalda este enfoque, destacando la importancia del uso responsable del plástico como un material valioso.